Una tarde, hiciste una promesa,estar siempre,algo que seria una recompensa, solo podía escuchar como se rompía un cristal, quizás lo pise, o soñe , pero causo mal, tanto era mi pesar,en junio,sin esperanzas y frío me quede, porque mi alma murió con tu partida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario