Esperar y creer en alguien, un acto de fe que aveces se pierde tras la decepción, sin querer y quizás sin intención alguna, quien falla es como sal en la lengua, un gusto al principio, luego terrible escozor, perdiendo así el sabor, del mas dulce caramelo, volviendose amargo y detestable como la zuela de mis zapatos, increíblemente, seguimos muy en el fondo, con esperanzas.....que esperan no ser aplastadas claro.
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